Noche en Roncesvalles

Bueno, son las 22.33 de la noche en el albergue de Roncesvalles. Desde las diez han apagado la luz. Sólo se oyen de fondo y de forma, los ronquidos de la noche. El albergue es grande porque es una Colegiata y entonces el número de personal es bastante grande: nada que ver con el albergue de Madame Fafa, bucólico, romántico. Os escribo de noche, ya que aquí son estrictos y los responsables, teutones ellos, marcan el paso del albergue a un ritmo demoledor. Hemos cenado en el restaurante de Roncesvalles, fuera de la colegiata, el menú del peregrino: macarrones, trucha con patatas y un yogur de plátano. Poco que ver con los menús de Galicia, que te hacían recuperar bien de la jornada de esfuerzo. A pesar de ello, la ducha y el llantar, son los únicos preces del peregrino, así que sea lo que sea cae bien.

Estoy muy orgulloso de mis pies y de mis compis, ya que la etapa aunque no era tan brutal como parecía, sí que era exigente. De hecho un buen número de la gente que hoy a realizado la etapa, lo ha hecho con coche escoba, otros con mochilas con poco peso porque tenían otra en el destino, etc. Nosotros a pelo, y que conste que bastante gente también. Mientras escribía la anterior nota, ha llamado  Carmen a Jose maría para ver su estado después de leer mi nota: tranquila, que está como un toro. Si acaso tiene es un problema de ronquidos....Montse y jesús mañana empiezan a caminar con nosotros, están ilusionados y con ganas de empezar. Bienvenidos!!!

Au siau