Me he levantado a las 6.20 horas. Cuando voy al lavabo a hacer mi aseo personal en el WC, me encuentro un peregrino pensador, escribiendo en su diario con letra impecable y gafas de Arrabal. Yo tengo necesidad. De la buena. Y me cuesta conjugar filosofía y necesidad orgánica. Al final capitulo: voy a hacer mayores!. Ya vestidos y pertrechados, no podemos salir. La cancela está echada y la camarera en la calle también esperando. No entendemos nada y hace frío, son las 7.10 horas. Al final después de diversos intentos, sale una voz femenina de la otra camarera "vasco-extremeña": "es que ayer me fui a dormir a las 2". Conseguimos entrar y tomar nuestro desayuno. Llegamos a Viana y nos encontramos Chuqui y yo frente a la Iglesia de Santa María. Entramos para sellar pero el cura nos dice: "Un momento. Esperen que lleguen las mujeres (¿¿¿???). Y esperamos, y sellamos. En la Virgen de Cueva (que llueva, que llueva), nos encontramos muy a gustitooooooo!,. Gente majísima, sencilla y normal (son ni más ni menos 1800 cofrades en un pueblo de 4000 habitantes, todo un récord). Tras el mojón de piedra que señalaba la entrada en Logroño hemos sellado en la casa de la chica que sale en la foto, maja, maja. Y ya, a puertas de la capital de La Rioja -larga entrada-, foto en la entrada en el Puente sobre el río Ebro, embargados de emoción, sin dolor, ni na, de na, de na.
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