Tal como salimos de Estella nos asaltó en el camino (directamente) el cura Jacinto, que tras una intensa vida de misionero, sale al encuentro de los peregrinos a los que pide 1 minuto de tiempo y nos soltó un discurso que, con mochila a la espalda, no era esperado a las 7,45 de la mañana (joer!). A 3 km. de la salida, en la Fuente de vino de Irache hicimos una "cata" para ayudarnos, hip!, a lo largo de la etapa, hip!. A la salida del Monasterio de Irache había dos posibles caminos y Jesús, que iba a la cabeza, tomó la decisión...que le dió la gana!!. En vez del camino tradicional, hala! por el bosque, lloviendo, con barro y venga pa alante!. La verdad es que fue más que acertada la decision, ya que la senda era preciosa. Pero un largo repechón de barro, nos hundió en el mismo (lavadoras Balay debía patrocinar la etapa, ya que el día anterior los chicos habían heho lavadora). Os recomiendo esta alternativa si un día lo haceis, ya que es muy atractivo. En el bosque nos encontramos a Christine, y sus hijos Vicent y Anton (de 13 y 7 años), que iban bajo la lluvia tan ricamente. Ya enfilando Torres del Río nos encontramos a la pareja de japoneses senior (unos 70 años largos), haciendo estiramiento de pies en medio del camino (de postal) y nos respondieron al inefable ¡Bue camino! un "¡Ha-mi-nó!!". A punto de entrar en Los Arcos, nos encontramos al "Loco de Roncesvalles", peregrino de singular caminar ciertamente afectado en articulación rotular pero de decidido ánimo (una barbaridad, oh señor!). A Montse había que preguntarle en el fango su opinión sobre el camino ("oehgoehuneueuzz!!") que no reproduzco y a 3 km del final de etapa, estaba muerta, pero llegó.
Fede
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